viernes, 27 de noviembre de 2009

Sobre la Ira

Comentando en Blog Sonora sobre el 25 de noviembre que es el día internacional contra la violencia de género, recordé que había leído en Selecciones en la sección del Botiquín del Hogar de Noviembre de este año varios consejos para controlar la Ira, aquí las expongo para que reflexionemos y sobre todo aprendamos que todos podemos estar en X o Y situación y dependerá de nosotros mismos el saber controlar nuestro impulso o nuestro enojo.

1.- Respira 3 veces. Cuando estas enojado, el cuerpo se tensa. Así que respirar profundamente te ayudará a disminuir los niveles de rabia.

2.- Busca el motivo de tu enojo. Razona como un detective y busca pistas que te indiquen la clase de situaciones, personas y acontecimientos que desatan tu furia. Una vez que los hayas identificado, evítalos en la medida que te sea posible. Si no puedes, al menos sabrás lo que se te viene encima y tendrás más tiempo para prepararte con el fin de que no te afecten de forma tan negativa.

3.- No olvides el viejo refrán: “El que se enoja, pierde”. Perder los estribos hace que los demás nos vean como al malo de la película, sin importar de quién haya sido la culpa. Para controlar la ira, visualiza una escena en la que apareces enojado; rebobina la cinta y ahora visualiza otras reacciones. La próxima vez que sientas que estás perdiendo el control, recuerda alguna de las reacciones que imaginaste y llévala a la práctica.

4.- Aléjate del detonante. Cuando sientas un verdadero enojo, camina cinco minutos y respira aire fresco, o haz algo que te tranquilice. Si un embotellamiento te esta desquicieando, pon el radio y canta a todo pulmón. La idea es crear una válvula de escape mental o física, o ambas, del motivo de enojo.

5.- Visualiza un semáforo en rojo en tu mente. O colócate una liga en la muñeca y estírala cada vez que sientas que te empiezas a poner verde. Tómate algunos minutos para reflexionar sobre el asunt oy pregúntate si vale la pena mostrarte como un energúmeno.

6.- Reconoce los síntomas. Aprende a reconocer lo que te sucede físicamente cuando tu ira va en aumento. Pueden ser síntomas como apretar los puños, sudar, ponerte a temblar o enrojecer. Si no logras identificarlos, pregúntale a un amigo o familiar; de seguro sabrán de qué hablar.

7.- Pellízcate cada vez que pronuncies palabras como “nunca” o “siempre”, etc. Esta forma de pensar conduce a las actitudes blanco onegro, todo o nada: sólo reducen tu panorama. Mejor, opta por la tonalidades grises. Acepta que la vida es injusta y que quien te hace enojar está haciendo mal, pero no enciendas los ánimos como "siempre me decepcionas" o "nunca sale nada bien".

8.- Asume la responsabilidad. Acepta que es tu decisión enojarte o no.

9.- Recuerda que la ira es tu mensajero. Así que pregúntate qué es lo que te molesta en realidad. Usa la ira como un indicador de que algo debe cambiar o de que las cosas deben mejorar en el futuro.

10.- Recuerda que con las explosiones de ira no se consigue nada, sólo asustar a los demás o hacerlos enojar también. La ira no es una herramienta de disciplina, un medio de comunicación ni un arma emocional. Es un estado personal, perjudicial, que indica que hay un problema subyacente. Nunca uses el enojo como amenaza, sobre todos con tus hijos. Lidiar con tu ira debe ser tu problema, no el de los niños.

11.- Ve tu reloj cuando te enojes y deja pasar 2 minutos -mientras observas cómo avanzan las manecillas-, antes de emprender cualquier acción. Para entonces habrás tenido tiempo de pensar y podrás actuar de forma más apropiada.

12.- Practica la empatía. Esto consiste en meterte en la mente y el corazón de los demás con el fin de entenderlos. Para lograrlo, ve la situación desde la perspectiva de la otra persona o cuéntale el problema a un amigo como si tú fueras la otra persona.

13.- Pregúntate: Vale la pena… ¿gastar tanta energía emocional en esa persona o situación?, ¿arriesgar mi salud?, ¿poner en riesto mi tranquilidad y dignidad?

Bien, ya tenemos éstos sencillos consejos, ahora... A trabajar en ellos!

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