miércoles, 6 de agosto de 2008

Educar para el erotismo

En un mundo que ha llegado a banalizar lo erótico hasta convertirlo en mera pornografía, educar a los niños y jóvenes para un redescubrimiento de los valores del amor erótico es una necesidad urgente.

El primer contenido de esa educación debería ser la valorización y el aprecio por el propio cuerpo y su bienestar. Eso llevará a la revalorización de los demás cuerpos como un "otro" que merece también respeto y admiración. En ese sentido, la realidad familiar y las imágenes que de ella guarde la persona son fundamentales para la construcción de una idea del cuerpo propio y el de la pareja. De acuerdo con ella, ese cuerpo puede ser la sede del placer o del rechazo, del amor o de la violencia.

En segundo lugar, debemos dar al niño una educación para el placer. En general, la enseñanza es admonitoria con respecto al goce, haciendo hincapié sólo en los aspectos de "privación", de "responsabilidad", de "abstención y de "riesgo". La visión de los polos placer-dolor sólo desde el punto de vista moral ha hecho que durante siglos las personas tuvieran graves problemas para insertar sus necesidades eróticas en la vida cotidiana y sus relaciones sociales.

El anterior punto se complementa con la noción de respeto y libertad. No hay goce lícito sin los límites del respeto por el propio cuerpo y por los demás, como seres libres e independientes. En ese sentido, tanto la familia como las instituciones educativas deben tender a la imagen de la persona como un sujeto, y no como objeto de las necesidades de otros. Abusos, violaciones y maltrato provienen, en parte, de esta falencia.

Educar para el autoerotismo significa, además, propiciar el valor del pudor. Este no debe ser entendido como vergüenza del propio cuerpo, de la desnudez y de las relaciones corporales, sino como la necesaria condición de intimidad que debe preservar a la faz erótica de la persona y las parejas. La exposición obscena de lo erótico de la cual es testigo la sociedad actual, lejos de acrecentar la libertad y la felicidad sexual, rebajan al erotismo a una actividad sin encanto, sin misterio.

Por último, debemos reconocer que para poder educar en el erotismo necesitamos primero superar nuestros propios tabúes y limitaciones con respecto a lo sexual. Difícilmente una persona que no desarrolle su autoerotismo podrá gozar de la sexualidad y, mucho menos, educar a otros en ese campo.
Fuente: Latinsalud

2 comentarios:

  1. Saludando por aqui. Me gustó la reflexión, hay que tomar clases todos los días y hacer la tarea para aprender la le lección.

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  2. TIENES RAZÓN EN TU REFLEXION AMIGA... EN CONCLUSION ES COMPLETAMENTE CIERTO; SI EDUCAMOS DAMOS PODER... EL PODER DE ELECCIÓN.. EL PODER DE CUIDARSE Y ESO SEGURAMENTE NOS ENSEÑARA EN PRIMERA A CONOCERNOS MAS A NTROS MISMOS... A SABER QUE QUEREMOS Y QUE NO... A TENER MAS CLARO COMO CUIDARNOS PERO SOBRE TODO A SER MÁS FELICES SIN CULPAS.

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Ni modo, verifica la palabra para comentar, no me gusta, pero de repente entra mucho spam... De cualquier manera, agradezco tu visita a este, tu espacio.