viernes, 30 de septiembre de 2011

Soy doctora en desarrollo infantil y juvenil, y en relaciones humanas

Cierto día, una mujer llamada Ana fue a renovar su licencia de conducir. Cuando le preguntaron cuál era su profesión, ella dudó. No sabía bien cómo clasificarse.

El funcionario insistió: “Lo que le pregunto es si tiene un trabajo”.“¡Claro que tengo un trabajo!”, exclamó Ana. “Soy madre.” “Nosotros no consideramos eso un trabajo. Voy a colocar: ama de casa”, dijo el funcionario fríamente.

Una amiga suya, llamada Marta, supo lo ocurrido y se quedó pensando al respecto durante algún tiempo. Un día, ella se encontró en una situación idéntica. La persona que la atendió era una funcionaria de carrera, segura, eficiente. El formulario parecía enorme, interminable. La primera pregunta fue: “¿Cuál es su ocupación?” Marta pensó un poco y sin saber cómo, respondió: Soy doctora en desarrollo infantil y juvenil, y en relaciones humanas.” La funcionaria hizo una pausa, y Marta tuvo que repetir pausadamente, enfatizando las palabras más significativas. Después de tener anotado todo, la joven quiso indagar. “Puedo preguntar, “¿qué es lo que la señora hace exactamente?”

Sin un trazo de agitación en la voz, con mucha calma, Marta explicó: “Desarrollo un programa a largo plazo, dentro y fuera de casa.”
Pensando en su familia, ella continuó: “Soy responsable de un equipo, y ya he recibido cuatro proyectos. Trabajo en régimen de dedicación exclusiva. La exigencia es de 16 horas por día, a veces hasta 24 horas.”

A medida que ella iba describiendo sus responsabilidades, Marta notó el creciente tono de respeto en la voz de la funcionaria.
Cuando regresó a su casa, Marta fue recibida por su equipo: una jovencita de 14 años, otra de 7 y otra de 3.
Desde una de las habitaciones de la casa, ella pudo escuchar a su más reciente proyecto: un bebé de seis meses,  probando una nueva tonalidad de voz.
Feliz, Marta tomó al bebé en sus brazos, y pensó en la gloria de la maternidad, con sus múltiples responsabilidades e interminables horas de dedicación.

Mamá dónde está mi zapato? Mamá, me ayudas a hacer un lazo? Mamá, el bebé no para de llorar. Mamá, ¿me puedes buscar al finalizar el colegio? Mamá, ¿vas a asistir mañana a mi baile? Mamá, ¿vas de compras? Mamá….”

“Soy la Doctora en desarrollo infantil y juvenil, y en relaciones humanas, ¿y qué serían las abuelas? Y luego descubrí un título para ellas: Doctoras-Ejecutivas en desarrollo personal y en relaciones humanas.  Y Para las bisabuelas: Doctoras Ejecutivas Seniors.  Para las tías: Doctoras-Asistentes. Y para todas las mujeres, madres, esposas, amigas y compañeras: Doctoras en el arte de hacer la vida mejor.

En un mundo donde se le da tanta importancia a los títulos, y en el que se exige siempre mayor especialización en el área profesional, vuélvete una especialista en el arte de amar.

Este mensaje deben leerlo las mujeres, y también a los hombres, para que puedan agradecer y retribuir toda la dedicación que reciben diariamente, ya sea de sus abuelas, madres, tías, hermanas o esposas.

Muéstrales que siempre existe “un tiempito” en el cual estás pensando en ellas…. Haz a una mujer feliz…Hoy… ¡Y siempre! Y principalmente… ¡SÉ  FELIZ TÚ TAMBIEN!!!

Comadreja, te agradezco el hacerme recordar este post, no puedo ir a buscarlo ahorita, pero aquí lo tienes, para que veas que también te adoro!

sábado, 10 de septiembre de 2011

viernes, 9 de septiembre de 2011

Pensamiento de A.Rogers (1931)

Pensamiento de A.Rogers (1931)
Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo..
El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona.
Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso... mi querido amigo...
...es el fin de cualquier Nación.
“No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola”.
Dr. Adrian Rogers, 1931

lunes, 5 de septiembre de 2011

Desahogo de mi pendejez

Dicen que las cosas se devuelven tarde o temprano, que así es la ley de la vida.

Sí actuas mal, de una u otra forma se te regresará el mal al doble o donde más te duela.

Sí actuas bien, de igual forma, se te regresará ese bien que hiciste y de la manera menos pensada.

Por eso, prefiero actuar de la mejor manera posible, pensar positivo, no desear el mal a nadie, aún cuando me hayan estafado, aún cuando hayan venido a mí llorando e implorando por ayuda y yo, actuando con el corazón en la mano, creyendo las palabras y las lágrimas dí esa ayuda.


Mi mamá me dice que vale más ser cabrona y no pendeja... Espero pronto se me quite a mí lo pendeja y deje de pensar con el corazón y utilizar más la cabeza fría al momento de que venga quien tu creías tu amigo a suplicarte esa ayuda.

Insisto, mis amigos son contados con la palma de las manos y prefiero así queden, porque después de tantos años de conocernos, el apoyo ha sido incondicional y una cosa es la amistad y otra cosas es una deuda.